Es un procedimiento altamente efectivo con tratamiento 100% ambulatorio, indoloro o levemente molesto, cómodo, sin sangrado, sin tiempo de recuperación y sin efectos adversos o contraindicaciones.
El láser genera un efecto térmico controlado que mejora la funcionalidad del suelo pélvico, consiguiendo también un mejor trofismo de la mucosa vaginal y vulvar.
Fortalece las paredes vaginales mejorando, no solo el bienestar íntimo, sino también la retención de la orina. Es útil para tratar la sequedad vaginal, la sexualidad displacentera por dolor (relacionada con la atrofia vaginal y vulvar), la recuperación de la tonicidad vaginal posparto (hiperlaxitud o flaccidez vaginal, presente en un 63% de las mujeres posparto) y las discromías genitales (cambio de coloración de la piel de los genitales.)
Actualmente hay láseres combinados para sinergizar los procedimientos y “personalizar” más los tratamientos estéticos ginecológicos.